INTRODUCCIÓN E HISTORIA

 

El calzado aparece en todas las culturas y civilizaciones generalmente como una suela resistente al desgaste que protege la planta del pie del roce contra el suelo. Unas correas u otros aditamentos semejantes sujetan la planta del calzado al pie, tobillo o pierna. El calzado así es plano, sin diferencias de altura o nivel entre la parte anterior y posterior. Permanece con pocas variaciones bien entrado el siglo XVII. A pesar de que ciertos zapatos tienen una especie de tacón en periodos anteriores a ese siglo, tanto la parte anterior como posterior se encuentran a la misma altura. El verdadero tacón supone la modificación más importante, y que permanece hasta nuestro tiempo, que experimenta el diseño del calzado. Aparentemente el tacón surge como una imposición para fijar mejor el pie en al estribo de su montura. Pero enseguida se hace evidente que tacones de altura moderada hacen más fácil la marcha y el peso es más ágil para quien los usa. A finales de siglo XIX se aborda el estudio racional del calzado.

 

Hasta ese momento se diferencia muy poco el zapato del lado derecho del izquierdo. Hermán Von Meyeer, modifica la horma y diseña un zapato para cada pie. La horma de Meyer se modifica con las aportaciones de otros investigadores o diseñadores.

Weinert hace énfasis en el retropié recalcando la necesidad de diseñar o fabricar zapatos con un contrafuerte que mantenga el talón en línea media, sin desviaciones en valgo o varo. A principios del siglo XX, Thomsen diferencia el calzado para niños del calzado de adulto. Thomsen observa la frecuencia sin que los pies de los niños tienen una tendencia al varo del primer dedo.

El calzado propuesto por este autor se diseña con una planta ancha en el antepié que permite la colocación del primer dedo sin que lo desvíe hacia valgo. Alrededor de 1930 el comandante Bohmer define el concepto de "calzado para el pie movible" que con ciertas mejoras ha permanecido hasta nuestros tiempos. La horma Böhmer se ciñe estrechamente al pie, en la parte posterior y en el medio (enfranque) mientras la parte anterior del calzado se acomoda a la forma natural del antepié sin presionar contra los metatarsianos ni los dedos. Resulta ser una horma recta (aunque su apariencia exterior, visto por planta, parezca ligeramente aproximadora), horma que hoy se considera la más apropiada para el pie normal.

 

Las mejoras del calzado de Böhmer se refieren sobre todo a modificaciones en la calidad de los materiales empleados, los sistemas de fabricación, las mediciones en longitud, ancho y proporción entre ambos que tratan de cubrir la infinita variedad de formas y tamaños de los pies normales.

 

 

El calzado ortopédico es una adquisición más reciente y todavía en continuo proceso de investigación y cambio. Cada vez más utilizado como elemento corrector o terapéutico, a medida de que el médico comprende mejor las posibilidades que ofrece en el tratamiento de ciertas afecciones del pie.